Es usual encontrar en las instituciones educativas equipos de maestros agrupados por áreas para pensar la organización curricular de su disciplina de enseñanza; en estos se miran esencialmente los temas, proyectos y tareas a desarrollar durante el año, mientras que la organización por equipos interdisciplinares se hace menos efectiva, ya que en la mayoría de casos los maestros entran en disputas de poder por su área a cargo o se centran en asuntos como la intensidad horaria, cantidad de temas a abordar en cada periodo académico, número de evaluaciones a realizar en el año, porcentaje de inasistencias, cantidad de tareas escolares entregadas, porcentajes para la calificación; enfocándose en asuntos cuantitativos. Al momento de plantear proyectos que busquen aportar a la solución de una problemática del contexto desde la interdisciplinariedad y la transdiciplinariedad, generalmente asumen que estas desplazan los contenidos o los planes curriculares.


Sin desconocer la importancia de agruparse por áreas para reflexionar sobre los avances epistemológicos, metodológicos y científicos de cada disciplina de saber, es sumamente importante generar espacios para el dialogo interdisciplinar sobre problemáticas propias del contexto, en las que los diferentes actores institucionales pueden aportar.


Reconociendo lo anterior las autoras consideran como un factor determinante que garantiza la movilización de la transversalidad en el contexto escolar,  la conformación de C.A.P. Para esta propuesta y desde la experiencia particular, la figura colectiva de comunidades académicas y pedagógicas puede ser una excelente posibilidad que permite emprender el reto  que implica la transversalización